Para este 15 de noviembre hay previstas muchas marchas, unas anunciadas, otras silenciosas. Lo que sí parece ser una constante es que para ese día el pueblo estará en las calles defendiendo un proyecto de país.
Ese día retornarán a las aulas nuestros niños, adolescentes y jóvenes. Ese día irán al trabajo obreros honrados que sudan cada día para que Cuba sea un lugar más próspero. Ese día quieren salir a las calles aquellos que no están de acuerdo con la mayoría que dio forma a la Constitución de 2019 y que no creen en el socialismo como vía de futuro. Estos, como ya sucedió en julio, chocarán con esa misma mayoría que, de forma legítima, irá a defender lo que tiene, lo que quiere y en lo que creé.
Y en este ejercicio de expresarnos de una forma civilizada o no, en un modo de dejar escapar el dolor contenido por tantos años de subdesarrollo, de bloqueo, de sueños frustrados y de muertes por pandemia, estaremos dejando una huella en la historia del país. Por otra parte, más allá de lo legítimo o no que puedan ser cada uno de estos actos y de los actores que lo acometen, estaremos cayendo todos juntos en lo que el enemigo quiere.
Mientras más nos peleemos los unos con los otros, mientras más nos gritemos, mientras más dejemos de hacer, mientras más pospongamos el acuerdo común nacido del referéndum de 2019, pues más tiempo dejaremos las puertas abiertas para que el odio y la desunión entren a nuestro hogar llamado Cuba. Será entonces que, sin importar quién se haya impuestos en las calles y quién haya gritado más, el enemigo se habrá colado y comenzará a lograr lo que lleva intentando desde hace siglos.
Estos 60 años de Revolución hemos sobrevivido al bloqueo, a la caída de la Unión Soviética y al Periodo Especial solo porque hemos permanecido unidos y no hemos olvidado el suelo fundacional de nuestra nación.
Sí, el 15 de noviembre, queramos o no, saldremos a las calles. Pero al hacerlo no olvidemos todo lo que está en juego, porque el más mínimo error no nos dejará dar vuelta atrás. Pensemos bien en nuestras acciones, no nos dejemos provocar, pero mantengámonos firmes y defendemos lo que tenemos. Cuidemos de nuestros niños, de nuestras leyes, del orden y de la paz. Mambises, la Patria los contemplará orgullosa.
CP
