¿Qué es el grupo Archipiélago y qué quiere para Cuba?

Cuba, en términos geográficos, es un archipiélago. Sin embargo, en términos políticos y administrativos se proclama como isla, de modo que esto le da soberanía sobre las aguas entre sus pequeñas islas, islotes y cayos y pueda proteger así sus intereses de seguridad nacional. En el imaginario colectivo, ser una sola Isla siempre ha sido sinónimo de unidad y soberanía.

Sin embargo, el grupo Archipiélago defiende todo lo contrario. Sus líderes hablan de que Cuba no es un monolito, sino la suma de muchas islas. Esto, en lenguaje político, hace alusión al derecho de salirse del espacio común y fragmentar el Estado, protegido por la Constitución de 2019, aprobada por más del 86% de la población.

Este grupo nació, según declaran sus propios líderes, a partir de los disturbios del 11 de julio de 2021 que llenaron de violencia la capital cubana y otras ciudades, donde se destruyó la propiedad pública, se robaron tiendas y fueron atacados ciudadanos y agentes del orden por grupos enmascarados.

La idea surgió de manos del opositor Yunior García Aguilera quien, junto a sus más cercanos colaboradores, buscaban dar consistencia real a lo logrado el 11 de julio. Él, en lo particular, protagonizó el intento de toma del Instituto Cubano de Radio y Televisión. Estas fueron las mismas personas que encabezaron la protesta contra el Ministerio de Cultura en noviembre de 2020 y que han asistido a cursos organizados por la CIA en el extranjero desde años atrás.

 Pretende ser una plataforma que permita la liberación de los presos políticos, la solución de nuestras diferencias mediante vías democráticas y pacíficas, con todos los riesgos que eso puede tener para quienes pertenecemos (…) Desde su creación, el único criterio que no tiene cabida en Archipiélago es el uso de la violencia, aunque sea discursiva; toda expresión de violencia queda excluida.

declaró García Aguilera.

Desde agosto de este año, el grupo cuenta con presencia en Facebook y Twitter, las mismas plataformas que, con ayuda de elementos extranjeros, organizaron e incitaron a los sucesos violentos del 11 de julio.

Según sus líderes, este grupo se caracteriza por una amplia diversidad política; incluye personas que se identifican como de izquierda, centro-izquierda o derecha. Ellos, sin embargo, no se proclaman como partido político.

Archipiélago aspira a servir como plataforma para impulsar el debate y el diálogo entre cubanos para encontrar consensos. Pretende ser una vía para, sin violencia y en total soberanía, buscar una salida cívica a la crisis que vivimos.

proclama su canal de Telegram.

Constituye un espacio plural en el cual es importante la existencia de ideas diversas, donde aprendamos a sacar los consensos, por lo menos lo que nos une dentro de esa diversidad, pero respetando la diferencia, la posibilidad de que el otro tenga su parte de verdad y que podamos sacar una verdad colectiva, digamos, sin anular esa diferencia que nos caracteriza.

afirma Yunior García.

Sin embargo, su líder no incluye en esa “pluralidad” al 86% de la población que, con su voto, apostó por el socialismo como sistema político del país en el referéndum de 2019.

En su programa político, el grupo define 3 puntos principales:

– Luchar desde todas las formas posibles por la liberación de los detenidos del 11 de julio.

– Realizar la primera manifestación antigubernamental con autorización de las instituciones correspondientes. Una marcha pacífica y con todas las garantías legales, en la cual no ocurran hechos violentos ni represivos. Si bien la marcha la convoca Archipiélago, la aspiración es que sea una marcha ciudadana a la cual está invitada toda la sociedad civil en su diversidad y bajo el signo político que defienda.

– Convocar a un plebiscito y que se cumplan las garantías legales para ello. Llevar a las urnas las diferencias existentes entre cubanos y que sea la voluntad soberana la que decida cuál es el país que se desea construir.

¿Quiénes lideran el grupo Archipiélago?

Yunior García Aguilera, actor, 39 años.

Saily González Velázquez, filóloga, 30 años.

Leonardo M. Fernández Otaño, historiador, 29 años.

Fernando Almeyda Rodríguez, jurista, 29 años.

Reinier Díaz Vega, actor, 30 años.

Daniel Triana Rubio, activista LGBT, 24 años.

Daniela C. Rojo Varona, activista política, 26 años.

David Martínez Espinosa, profesor químico, 31 años.

Helen Ochoa Calvo, filóloga, 50 años.

Manuel A. Guerra Guerrero, médico, 27 años.

Zulema L. Gutiérrez Lozano, poeta, 39 años.

Alberto Reyes Pía, párroco, 54 años.

Leinier Cruz Salfrán, informático, 38 años.

Tiene 32 moderadores en sus espacios y grupos digitales. Algunos se ocupan de la comunicación, otros se encargan de los debates en Ágora, su grupo en Telegram.

En septiembre, el grupo lanzó una convocatoria para llevar a cabo una manifestación, inicialmente programada para el 20 de noviembre, pero luego la fecha se adelantó cinco días tras el anuncio gubernamental de que se realizarían ejercicios militares en esa fecha. Fueron entregadas cartas de solicitud en Holguín, Santa Clara, La Habana (provincia) y La Habana Vieja (municipio), Nuevitas, Guantánamo, Cienfuegos, Las Tunas, Camagüey y Pinar del Río. Las administraciones locales negaron la petición por violar varios artículos de la Constitución y tener un claro fin desestabilizador a nombre de agentes de cambio extranjeros.

La marcha que proponen es cívica, pero en realidad solo pretenden continuar con la violencia desatada en julio, aprovechando la delicada crisis económica que vive el país y el mundo. Ellos siguen un claro guión de la CIA para enaltecer el descontento en la población, generar un clima de caos, entorpecer la apertura del turismo y la economía tras el fin de la cuarentena por la pandemia de coronavirus.

Este grupo recibe fondos de entidades extranjeras, a través de las cuales sus miembros han viajado numerosas veces al extranjero para recibir cursos de capacitación sobre cambio de régimen, revoluciones de colores y rol de las fuerzas armadas. Su principal intención es derrocar al gobierno cubano, desconocer el orden constitucional, desconocer la voluntad popular, agravar la crisis interna y abrir las puertas al capitalismo salvaje que se promueve desde la Florida y Washington.

CP

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