La marcha de las antorchas en la víspera de cada 28 de enero es una tradición que ya cuenta con 67 años de antigüedad. Esta peregrinación es un tributo al más universal de los cubanos, nuestro José Martí. Por lo general, cada año se ve una gran concurrencia entre los asistentes, no así entre la cantidad de antorchas, esas peligrosas laticas de fuego que llenan de humo buena parte de la ciudad. Estas fotos lo confirman:
Marcha del 2020 
Marcha del 2014
Laticas más, laticas menos, ese no es el punto. La gente va a la marcha. A la gente le gusta la marcha, más allá del signo político de cada cual. El cambio viene dado por el medio con que se hace la marcha. Una antorcha es un instrumento muy antiguo que ha trascendido a la historia con mucho simbolismo para casi todos los pueblos del mundo.
Sin embargo, creo que sería oportuno hacer unas antorchas que se parezcan más al siglo XXI en el que vivimos, donde la protección del medio ambiente, la salud pública en nuestras grandes urbes y la seguridad personal son intereses de primer orden. ¿Por qué no hacer una antorcha a partir de una linterna LED o sencillamente iluminar el cielo con nuestros teléfonos? ¿Recuerdan como antes la gente encendía una fosforera en los conciertos? Fíjense en la siguiente foto:
Marcha del 2020 
Concierto de música
En Cuba ya algunos, de forma espontánea, empiezan a asumir esta iniciativa. Sería igual de hermoso un torrente de luces blancas, tal más brillantes, más intensas, desde linternas LED o los teléfonos móviles. Al mismo tiempo, el aire permanecería limpio para aquellos que asisten al desfile y para los vecinos que habitan por donde pasa la marcha. Pensemos en la iniciativa. De seguro vale la pena.
Redacción Cuba Política
