El futuro presidente de EE.UU.

Como sucede cada cuatro años (y no hablo de las Olimpiadas) el mundo sigue atento la carrera por la presidencia de los Estados Unidos. De quien ocupe la Casa Blanca dependerán muchas cosas no solo en ese país, sino en el mundo entero. Cuba, el irritante vecino caribeño, tal vez esté más atento que todos los demás.

Si bien los tres años y algo de presidencia de Donald Trump han sido más problemáticos que todos los últimos tres presidentes juntos, a los cubanos les preocupa más lo que podría ocurrir si este señor se mantuviera otros cuatro años más en el poder.

D. Trump

Trump ha recrudecido el bloqueo del modo en que ni siquiera George W. Bush se atrevió, dando marcha atrás a la política de “normalización” y “apertura” impulsada por Barack Obama desde 2014. Bajo los consejos y presiones de sus aliados de ultraderecha, entre ellos Marco Rubio, se inventó toda aquella historia de los ataques acústicos para cerrar prácticamente la embajada.

A partir de ahí los cubanos tuvieron que empezar a viajar a terceros países para solicitar sus visas; suspendieron los cruceros y restringieron los permisos de viajes, lo cual golpeó fuertemente la llegada de turistas (un 20% en enero); activación del Título III de la Ley Helms Burton; persecución de empresas que comercian con Cuba; campaña contra los médicos internacionalistas; chantaje a empresas petroleras y a los tanqueros que trasladan el combustible hasta la isla. La frágil situación económica de Cuba, durante estos tres años se ha visto muy golpeada.

Uno de los escenarios más esperados en los próximos meses es el aumento de la presión por parte de Donald Trump, como instrumento que le facilite ganar aliados en el electorado de La Florida. Sin embargo, esta tesis es igual de discutible. Los obstáculos impuestos a los cubanos emigrados para reunirse con sus familiares de la isla ha provocado el rechazo de buena parte de esta comunidad.

De no recrudecerse las políticas de asfixia económica y comercial, de por sí se mantendría una situación muy desfavorable para Cuba. Los cubanos, a la espera siempre de lo peor por parte de los políticos de Washington, solo temen que de continuar Trump se repita un escenario al de los años ´90 con otro Período Especial. Esto daría al traste con las nuevas políticas económicas implementadas por Raúl Castro y Díaz-Canel con el afán de aumentar la inversión extranjera, tan necesitada para hacer prosperar la economía.

También es muy discutible el escenario posterior a una posible reelección de Trump. Una vez ganadas las segundas elecciones, este no se vería en la obligación de responder a las demandas de los grupos de poder tal y como lo hiciera durante el período de campaña, por lo cual un aumento de la política de presión sobre Cuba (al menos de forma radical) es muy poco probable. Indiscutiblemente, varios lobbys, como el de la ultraderecha de La Florida presionarán al mandatario, pero no es un hecho que este les vaya a responder.

Es muy temprano todavía para tener una idea de los posibles pronósticos, lo vientos de campaña apenas están comenzando a soplar.

Redacción Cuba Política

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