Tiendas en MLC: entre la necesidad y la (in)justicia

Como un deja vu de los años 90´ del siglo pasado, nacieron las tiendas MLC en Cuba. Como un fantasma del Período Especial llegaron medidas para rescatarnos de un Período Coyuntural que no se sabe cuándo terminará. Y tal como ocurriera entonces, la Revolución se debate entre las necesidades del momento y la justicia que se atribuye para sí misma.

Es la segunda vez que nuestro Gobierno Revolucionario propone medidas que, aunque se niegue, en nada se diferencian a los paquetes neoliberales que tanto se critican en la TVC. Es la segunda vez que los hechos nos ponen ante una realidad que no debe ser la nuestra: en la que unos tienen y otros no, y donde nos dicen que en esa lógica va nuestra salvación. 

Ahora nuestra patria soberana depende en buena medida de las remesas de aquellos que, con mucho trabajo y conflicto, dejaron su país para buscar mejor vida en tierras lejas y capitalistas. Ahora son las remesas de los emigrados las que le dan de comer a una parte de la población. ¿Y el resto?

Para estos privilegiados ahora hay tiendas donde se vende lo que no se encuentra en otras. Nos dicen que esta es la forma de rescatar las divisas que se nos iban a otros lares del mundo (Ecuador, Panamá, México, Rusia, etc.), y que con ellas se abastecerán las tiendas en CUC o CUP. Todavía estamos a la espera de ese milagro. Las colas y el desabastecimiento nos hablan de otra realidad. 

Nos han dicho que los sueños de igualdad y justicia de nuestro proyecto social deben ser pospuestos (una vez más) en pos de una tabla de salvación que nos prive del colapso inminente. Nos llaman a ser responsables y pensar con sentido estratégico, a largo plazo. 

¿Qué harían otros en nuestro lugar? Tal vez lo mismo. En medio de tan complejo panorama económico mundial, contar con una buena reserva de divisas es el sueño de todos. Es por eso que la crítica que invocamos aquí, de los ciudadanos conscientes y responsables, no es la de lanzarse al ataque del gobierno de Díaz-Canel y mucho menos desacreditar sin más sus proyectos. 

En estas líneas intentamos mirar de cerca y de lejos, con perspectiva y objetividad, la realidad que nos acontece para que el golpe sea menos. Aquí invitamos a que llamemos las cosas por su nombre, para que después no se nos vengan encima. Aquí hablamos del carácter injusto, discriminatorio y anticomunista de estas medidas, por muy justificadas y argumentadas que puedan ser. ¿Y de qué nos sirve esto? Mientras más consciente estemos de la naturaleza de estas medidas, más rápido terminaremos con ellas y más “temporales serán”. Si escondemos la cabeza en el suelo, como una cobarde avestruz, el león de las MLC terminará por comernos y llevarse consigo lo poco de socialista que le queda a nuestra Revolución. 

¿Cuánto durarán estas “medidas provisionales”? ¿Lo mismo que duraron las tiendas en CUC? Ese es un panorama que no se puede repetir. Que ellas sean la mejor opción de este momento es muy debatible, pero de seguro el país contará con otras alternativas en un futuro cercano. Lo que no puede suceder es que nos acostumbremos a un esquema, a una medida injusta, en lugar de demandar a nuestros líderes más empeño e iniciativa en sus propuestas. 

Pasado un año, este tipo de tiendas podría concentrarse en artículos de verdadera alta gama, vendiendo solamente en MLC equipos de un costo mayor a los 300 dólares (por poner una cifra), garantizando de igual forma algún tipo de oferta en moneda nacional de equipos similares. Al mismo tiempo, deberían pasar de forma inmediata al peso cubano todos los demás artículos. Es una vergüenza que hoy las personas puedan encontrar alimentos básicos o insumos de aseo solo en MLC. 

Por otra parte, ante tal situación el gobierno debe establecer un plan más efectivo que garantice a los ciudadanos sin familiares en el exterior, una forma de poder suplir sus necesidades básicas. En este último aspecto queda por ver cuál será el escenario real tras la implementación de la reforma salarial y monetaria. Sin embargo, podemos dilucidar que de persistir el esquema discriminatorio de las MLC, el panorama resultante no sería muy distinto al que vemos hoy. 

Como buenos ciudadanos, asumamos con realismo el duro momento en que vivimos. Entendamos lo difícil que puede resultar salir de él. Pero nunca, nunca olvidemos adónde queremos dirigirnos, qué queremos para nuestro país y el precio que nos ha costado todo lo que tenemos hoy.

Redacción CP

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