¿El fin de la era Trump?

En medio de una tensa alegría, luego de ver los resultados que dan la victoria a Joe Biden, pero a la espera de la revancha del actual presidente, asistimos al supuesto fin del trumpismo.

Biden llegó al final de la carrera con varios records: el presidente más viejo, la primera mujer vicepresidente, el candidato más votado de la historia, etc. Sin embargo, realmente estamos en presencia de una victoria pírrica. Esta también ha sido una de las elecciones más reñidas de la historia y los hechos hablan de un Trump con gran apoyo popular.

Luego de cuatro años de políticas desacertadas y despóticas, tal parecía que el castigo en las urnas sería inminente. ¿Recuerdan las protestas por la muerte de George Floyd y el movimiento Black Lives Matter? Pues resulta que en estas elecciones también se rompió el record de más apoyo de los afronorteamericanos a un candidato republicano en la historia. ¡¿Cómo se explica eso?!

Los conflictos y contradicciones a lo interno de la sociedad de EE.UU. se han venido acumulado desde hace décadas (por no hablar de siglos), sin que el ego de “somos el mejor país del mundo” les permita abordarlos con una mirada crítica. El racismo, la violencia, la xenofobia, el chovinismo, la discriminación por género y las crisis económicas cíclicas ya desestabilizaban al país mucho antes de que llegara Donald Trump.

En este contexto el magnate neoyorquino se presentó ante los electores como un hombre “antisistema”, al cual no le importaba hablar abiertamente contra los emigrantes, proponía levantar muros o lanzarse a la guerra comercial contra China.

Esta retórica populista, como muchas veces se ha demostrado en la historia de la humanidad, atrae mucho a los sectores sociales perjudicados. ¿Recuerdan el fascismo alemán? ¿Han visto los videos de Hitler gritando ante los alemanes empobrecidos y culpando a los judíos de sus desgracias? El parecido es innegable, solo que en este caso el sistema y la élite en el poder de Washington han sido más fuertes que en la Alemania de 1933.

Pero, de concretarse la salida de Trump de la Casa Blanca, ¿estaríamos en presencia del fin del trumpismo? ¿Dónde quedan esos más de 70 millones de estadounidenses que votaron por él? Por muy bien que Biden y Harris hagan su trabajo, se necesitará mucho más que cuatro años para sanar heridas. Cambiar la mentalidad de las personas requiere un esfuerzo integrado del Estado, la sociedad civil y la mayor cantidad de sectores sociales posibles, cosa esta que en la individualista sociedad norteamericana es prácticamente imposible.

Trump ya ha amenazado con volver en 2024 y para ello cuenta con una base de apoyo sólida, así como los posibles desaciertos o errores que cometa la nueva administración. Por lo que debemos asumir este momento con alegría contenida y mucha cautela. La sociedad norteamericana está más dividida que nunca y esa es una caja de Pandora que nadie quiere abrir.

Redacción CP

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