Después de la escuela…. ¿a mataperrear?

Durante mucho tiempo en nuestro país el deporte favorito de nuestro niños, una vez que salen de las escuelas, es el de “mataperrear”. Ustedes discúlpenme el término, pero creo que describe muy bien lo quiero transmitir. Se trata de ese tiempo libre en el que podemos pasear, jugar, reunirnos con los amigos o simplemente no hacer nada útil. Sin embargo, en los últimos tiempos, cada vez son menos los niños y adolescentes que invierten su tiempo en actividades de ocio o del todo improductivas.

Estos cambios se han ido experimentando por varias razones. En las últimas décadas Cuba ha ido aumentando su nivel de escolaridad, ya no es suficiente con un título de licenciado, sino que cada vez son más los que optan por el máster y el doctorado. Esto se sabe desde la infancia y los padres nos estimulan a alcanzar estas nuevas metas. Por otra parte está la condicionante económica, muy relacionada con la primera. Si quieres un buen trabajo necesitas un buen título y una buena preparación extraescolar. Si tu destino no son los estudios, pues querrás insertarte lo más pronto posible en un negocio o trabajo que requiere de experiencia manual, por lo cual comenzarás tu vida laboral más pronto. Y así, las edades y los tiempos en los que no hacíamos nada se van acortando y sustituyendo por actividades más productivas, de resultado inmediato o como inversión a largo plazo.

Estudiante de Secundaria Básica

Por otra parte están las nuevas tecnologías y todo lo asociado a este nuevo mundo digital. Los niños y adolescentes de hoy pasan muchas más horas delante de algún dispositivo tecnológico que en actividades al aire libre. Pese a las limitaciones económicas y al escaso internet, son muchos los que se las arreglan para lograr ese acceso. Adviértase, en este último caso, la labor de los Joven Club de Computación, donde se ofrece el famoso “tiempo de máquina” a aquellos que no cuentan con computadora propia.

En medio de este fenómeno que he descrito hasta aquí sobresale el cambio de paradigma escolar y educativo en nuestra nación. Quisiera detenerme en dos momentos que considero cruciales: el rol y carácter de las escuelas y demás instituciones docente y la labor de los repasadores particulares.

En cuanto al primero podemos advertir de inmediato que si los intereses de los usuarios, tanto los alumnos como sus propios padres, han cambiado pues las escuelas, con sus planes de estudio, deben adaptarse a las nuevas realidades. Se hace evidente que las escuelas deben brindar muchas más actividades extras. Esto, dicho sea de paso, ha disminuido en muchos centros de estudio, algunas veces por falta de recursos o infraestructura o por simple falta de motivación en los maestros y directivos.

Las escuelas de hoy deben brindar servicios que los estudiantes están comenzando a demandar con mayor frecuencia. En el mejor de los casos solo podemos ver actividades extraescolares, muchas de ellas con poco rigor, disciplina y sistematicidad.

Círculo de interés

Hoy muchos estudiantes quieren recibir más y mejores clases de inglés; no las están teniendo. Cada vez son más los estudiantes que quieren desde edades tempranas un segundo idioma; no se los están brindando. Otros muchos quieren mejores y más sofisticadas clases de computación; no todos los profesores van más allá de los planes de estudio y se quedan en los primitivos PowerPoint y Paint. Muchos otros quieren clases de música con mayor seriedad; no todos los centros cuentan con los recursos para ello. Y así podríamos seguir con muchos más ejemplos.

Por otra parte, tenemos a aquellos que quieren (o requieren) profundizar o sistematizar los conocimientos que reciben en las materias habituales, dígase Matemática, Historia, etc. Antes, los estudiantes más preocupados (y los que disponían de recursos para ello) pagaban a un repasador particular para intentar comprender lo que no había entendido en las clases de la escuela o para tener una preparación extra de camino a las pruebas de ingreso al preuniversitario y a la universidad.

Hoy, para esa creciente mayoría que se ha percatado de que la competencia profesional y social es mucho más seria y desafiante que antes, los repasadores son una necesidad de la que no se puede escapar. De la iniciativa particular la respuesta no se ha hecho esperar. Hoy sabemos que ser repasador es un negocio muy rentable.

Frente a esta realidad el sistema educativo cubano se ha quedado atrás. El MINED y el MES deberían estar consciente de las nuevas demandas de sus alumnos y debería acelerar ese proceso de lenta modernización que desde los inicios de los años 2000 vienen desarrollando.

La escuela de hoy debe garantizar a sus alumnos un nivel de exigencia mayor en los contenidos, esto es, aumentar la cantidad y el rigor en las materias impartidas. Deben garantizar horas extras de repaso para los alumnos en desventaja y clubes de estudio para aquellos que quieren profundizar o especializarse en determinadas materias. Si el sistema nacional de educación cubano deja esas tareas a la espontaneidad de los intereses particulares entonces estaremos asistiendo a una degradación de este sistema y, tarde o temprano, a su eventual privatización, lo cual, según la experiencia internacional, no conduce a nada bueno desde la perspectiva de los intereses de la sociedad en su conjunto.

Nuestro sistema de educación tiene muchas potencialidades. Tras décadas de constante superación académica y profesional era de esperar que las exigencias evolucionaran a un estadio superior. Por tanto, debemos percatarnos que estamos ante un momento que requiere de una nueva revolución, un nuevo impulso en nuestras aulas, de ahí que el sistema deba estar listo para ello.  

Redacción Cuba Política

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